Ideas y tristezas del conocimiento del territorio
Puede estar sucediendo en tu gobierno local
"The difference between screwing around and science is writing it down."
Unidad Central de Procesamiento
Durante casi año y medio estuve construyendo una base de datos geográfica en Barrio Mío (MML) durante la gestión municipal pasada. Nada nuevo en realidad. Nada que no hubieran hecho otras instituciones como el Ministerio de Educación, de Ambiente o Salud. Ciertamente era una camisa de once varas comparado al poder que tiene un ministerio. Recuerdo haber visitado la oficina encargada de un servidor del MINEDU: estaba asombrosamente equipada. Nos decían la cantidad de servidores que tenían, la cantidad de información que manejaban, la cantidad de trabajos por hacer y claro que esto era a nivel nacional; y cuando uno ve la base de datos se da cuenta de la información que pone a disposición del público en general esta oficina.
Previo a eso, tuve la oportunidad de trabajar como apoyo en la consultoría de una amiga. Yo hasta ese punto no conocía las posibilidades de los mapas, y al ver que un venezolano especializado en tecnologías de la salud me explicaba cómo hacía sus mapas, yo sólo atiné a asentar con la cabeza fingiendo entender a cabalidad todo lo que hablaba, pues sólo trabajaba estadísticas desde cuadritos en Excel, sólo cosas chicas.
Volviendo a mi año y medio construyendo una base de datos geográfica, estábamos buscando fondos para poder poner en marcha nuestro trabajo en la municipalidad, pues era un trabajo paralelo el que ya veníamos realizando; pero el dinero nunca llegó. Como buenos tercos que fuimos, persistimos. Fueron varias horas de curvas de aprendizaje asombrosas, donde sólo la curiosidad y un CPU fueron suficientes para hacer posible una propuesta arriesgada desde el punto de vista gubernamental, pero una práctica generalizada en otras ciudades en el globo.
Un viaje al World Urban Forum 7 (WUF7) de Medellín en abril del 2014, nos sirvió para compartir y conocer otras experiencias. Este encuentro me dio a entender tres cosas: somos una nación gubernamentalmente oral y política, que la tecnocracia se entiende básicamente desde la economía y que la tecnología en sí no es un ámbito que se quiera abordar. Ahí pude conocer a un geógrafo, Ángel Pueyo de Zaragoza, que utilizó un término interesante: índice de ciudadanía. Por otro lado una de mis tantas anotaciones fue la de “educar a la gente para leer mapas elaborados” y “la población hace sus propuestas”, todo eso en un marco del Plan Ebrópolis. ¡Existía un plan! Así mismo, en otra exposición, pudimos observar la situación de los denominados slums en varias zonas de África, al parecer, el mapeo de los barrios marginales empoderaba a la comunidad para, no sólo acceder a servicios, sino de reforzar los lazos entre estas. En fin, era un cúmulo de experiencias avanzadas y otras no tanto, pero puestas en marcha.
Al regresar a Lima te das cuenta que te espera el mismo CPU, un poco empolvado, en la esquina donde siempre estuvo. Llenito de información para procesar. Ese CPU tuvo información numerosa de la ciudad de Lima: sobre los límites (aún no definidos) de los distritos, sobre lugares, sobre datos de localidades, sobre estructuras de inversión pública para mitigación de riesgos por desastres, en fin, era una base de datos ambiciosa. Así mismo, se buscó crear una interfaz web que tenga la posibilidad de ser construida por los llamados técnicos, consultada por la población y que sirva para tomar decisiones desde las autoridades.
La idea era hacer una base de datos a prueba de errores (claro que no existe tal cosa como una base de datos sin errores) pero al menos saber en qué momento se había cometido aquel error y revisarlo. Pero bueno, las posibilidades que nos daban los sistemas computacionales eran infinitos (o al menos parecen serlo) y así, la base nació, creció, comió y… ese CPU está botado por ahí, en algún lugar de alguna oficina gubernamental, esperando a ser dado de baja o pericoteado por algún amigo de lo ajeno o, peor aún, oxidándose sin saber que hay dentro.
NosecuantitosGIS
Las posibilidades de los sistemas de información geográfica son bastante extensos: prever desastres, ubicar delitos, catastro a tiempo real, etc. Y la implementación de los mismos, a pesar de ser un trabajo de hormiga un poco fastidioso, es relativamente fácil. Pero ¿Por qué no se tiene un sistema de información geográfico, sino construido, abierto? Misterios de la política.
Construir una base de datos integrada debe ser trabajo del INEI, y lo tienen hecho, pero no tenemos una integración real de esta base, pues también el IGN (Instituto Geográfico Nacional) tiene como contacto su Área de comercialización antes de tener un servicio WMS o WFS. No los culpo, es un problema lo del financiamiento, sobre todo si hablamos de presupuesto del Estado. Pero quizás el Estado tenga que invertir en esa base de datos nacional, que no sólo se dedique a vender compendios a fin de año para poder tener recursos, o que haya alguna política de gobierno que nos ayude a implementarlos, o que al menos se cumplan desde la fiscalización de la Oficina Nacional de Gobierno Electrónico en la PCM, darles la importancia que merecen para realmente conocernos.
No sólo es cuestión de ordenamiento y gestión territorial, sino de mejorar las metodologías estadísticas para que no sólo se sirvan de eso algunas instituciones (que está bien, pero que no sean amarretes, compartan un poquito siquiera). Y aún mucho mejor, que no sólo sea un CPU, sino varios, que no sólo sea un entusiasta de sueldo de practicante, sino recoger experiencias que fueron las mejores y usarlas. Algunas no son muy lejanas, y algunos métodos no son desconocidos, ya se usan desde su génesis, como ArcGIS, QGIS, gvSIG, nosecuantitosGIS, en fin: no hay que inventar la pólvora.
Esto es una cadena, que va acompañada de infraestructura de redes a nivel nacional, capacitación de funcionarios locales, adquisición de equipos y licencias y convenios con empresas que elaboran este tipo de sistemas. Y como digo, no es que no se tengan estos sistemas ya implementados, sino que son islas inconexas, y eso es un riesgo para cualquier tipo de gestión, quizás no gubernamental, sino del conocimiento en sí.